Historias
Trapiche Sabaloyaco: Un Viaje de Resiliencia y Compromiso
En el corregimiento de Puerto Arica, en el departamento del Amazonas, la comunidad de Sabaloyaco soñaba con un trapiche que no solo produjera mieles, sino que les permitiera llegar a la panela, un producto esencial para su sustento. Nuestro director, como líder del Consorcio a cargo, arquitecto Jairo Esteban Correa, asumió el desafío de hacer realidad esta visión. Sin embargo, el camino no fue sencillo: el diseño inicial no cumplía con las expectativas, y fue necesario un rediseño completo. Así comenzó una aventura marcada por inspecciones, retos logísticos y un compromiso inquebrantable con la comunidad.
El 26 de octubre de 2017, el equipo, acompañado por el gobernador García, llegó a Sabaloyaco para inspeccionar el terreno. Con un altímetro en mano, el arquitecto Correa determinó que el lugar, a 120 metros sobre el nivel del río y a 500-800 metros de distancia, cumplía con las condiciones necesarias: una pendiente adecuada para un horno lineal y un nivel freático a más de 3 metros, libre de inundaciones. Junto a la comunidad, se replanteó un área de 17 x 14,238 metros para el trapiche. A pesar de los desafíos, como la sequía del río Putumayo que retrasó el transporte de materiales, y los cambios en los precios acordados por la comunidad que generaron tensiones, el proyecto avanzó. La construcción comenzó el 11 de enero de 2018, con excavaciones, fundaciones y el montaje de estructuras metálicas, culminando con la instalación del horno y la capacitación de la comunidad en marzo. Este trapiche no solo transformó la producción local, sino que fortaleció los lazos entre FORAN y Sabaloyaco, demostrando que, con colaboración y perseverancia, los sueños pueden construirse desde cero.
Puente Jumandita: El Viaje de Inspección a Jumandita
En el corazón del territorio Kogui, en el departamento de La Guajira, comenzamos una misión crucial para la comunidad indígena Kogui Malayo Arhuaco. El director de la Fundación y los demás representantes, emprendimos un viaje desde Santa Marta hacia Jumandita el 15 de mayo de 2015. Nuestro objetivo era claro: inspeccionar el terreno para la construcción de un puente colgante que permitiera el paso seguro de mulas cargadas, un medio vital para el transporte en esta región remota.
El recorrido fue una aventura en sí misma. Desde Santa Marta, avanzamos por la vía hacia Riohacha hasta Palomino, un trayecto de hora y media que nos permitió identificar posibles puntos de compra de materiales. Desde Palomino, nos adentramos 20 kilómetros más, haciendo dos paradas y pasando por Casa Kumaque, un pueblo Kogui que nos acogió en el camino. El viaje continuó a lomo de mula durante nueve horas, un esfuerzo que reflejaba el compromiso con las cuatro comunidades que dependen de este paso. Al llegar, examinamos la zona del puente existente, analizando las condiciones del terreno, el transporte de materiales y la estructura preexistente. Cada detalle, desde las bases hasta el entorno, fue documentado para asegurar que el nuevo puente cumpliera con las necesidades de la comunidad.
Puente Jumandita: Desafíos y Decisión de un Nuevo Puente
La inspección en Jumandita reveló desafíos significativos que pusieron a prueba nuestra determinación. Descubrimos que los materiales debían adquirirse en Santa Marta, ya que no había opciones viables más cerca, lo que encarecía el transporte debido a las condiciones del terreno. Al evaluar el puente existente, encontramos bases de 1.05 metros de abertura y 2.20 metros de altura, pero estas no cumplían con las necesidades de transporte de mulas cargadas para las cuatro comunidades que convergen en la zona. Además, la estructura mostraba grietas y deterioro, y aunque se consideró reforzar con estructuras metálicas, el costo sería casi la mitad del valor de la obra original.
Tras deliberar con la comunidad y el resguardo, llegamos a una conclusión unánime: la mejor opción era construir un nuevo puente. Diseñamos un puente de 50 metros de largo y 1.60 metros de ancho, adaptado a las necesidades del terreno y las mulas. Este nuevo diseño no solo garantiza un paso seguro, sino que también representaría un símbolo de progreso y colaboración con la comunidad Kogui. A pesar de los retos logísticos y los costos, el proyecto avanzó con un presupuesto detallado, incluyendo preliminares, excavaciones, concretos y carpintería, sumando un total de $227,747,062 COP. Esta aventura no solo fue un desafío técnico, sino un testimonio del compromiso de FORAN con las comunidades indígenas y su desarrollo sostenible.